Por Gerardo Romo///Semillero65
Zacatecas,(20-10-2025).-El doctor Enrique Argüelles Robles ideó, construyó y fundó la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Zacatecas, de donde egresaron hace más de medio siglo los primeros 11 doctores del estado, los primeros apóstoles de la salud, como le gusta llamarles.
“Algunos de mis primeros alumnos son ahora mis médicos de cabecera”, dice orgulloso a sus 98 años y con 73 de servicio activo ininterrumpido.
Pero el camino de esa primera generación no fue fácil, pues en entrevista recuerda que en el semestre inicial, todos los alumnos reprobaron anatomía, luego el doctor habló con su colega que les daba esa clase para pedirle no los reprobara, pues de hacerlo, la escuela de medicina habría acabado sin iniciar siquiera.
De la escuela de Medicina de la UAZ han egresado ya 60 generaciones, gracias a la visión del doctor Argüelles y el apoyo de quienes fueron sus profesores en escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, y las autónoma de San Luis Potosí, Guanajuato y la Universidad de Guadalajara.
El doctor se apoyó en sus grandes maestros de la UNAM, donde se formó, para poder traer la medicina a Zacatecas, así visitó a Raúl Furrie Villada, un gran gastroenterólogo que recibió las palmas académicas de Francia. ¿Pero qué andas haciendo tú aquí?, le preguntó a su joven discípulo: “Me encomendaron crear la escuela de medicina, ayúdeme por favor”. Y se pusieron manos a la obra.
También se subió al barco por Zacatecas el doctor Fernando Latapí, que fue para su generación y muchas más una fuente de inspiración por su entrega, sapiencia y conocimientos infinitos, él lo llevó directo con el legendario rector de la UNAM, Javier Barros Sierra quien le dió soporte y cobijo.
“Recuerdo que me traje de esas universidades miles de hojas impresas con sus planes y programas de estudio, de ahí ideamos el nuestro”.
El peregrinar del doctor para formar la escuela de medicina se debió a un mandato que le hiciera el entonces gobernador priístaJosé Rodríguez Elías.
Así, en octubre de 1967, en una cena para celebrar el Día del Médico el gobernador lanza públicamente: “Se va a crear la escuela de de medicina”, al doctor le dio una taquicardia momentánea y cumplió la encomienda.
El médico le dijo costaría mucho dinero, pues no sólo se trataba de salones y pizarrones sino que se requerirían laboratorios de histología, bioquímica, fisiología, inmunología…”
“El dinero lo tenemos”, le aseguró el gober y la escuela se fincó.
Actualmente, el doctor Argüelles es Presidente del Colegio de Bioética, posee una memoria privilegiada, no deja de leer al menos un libro al día y todavía de vez en cuando ofrece consulta a quien se lo pide.
Si algo le dejó la medicina a este hombre es la capacidad de hacer el bien, de escuchar a sus pacientes tanto como se amerite y diagnosticarlos con certeza y precisión, como si fuera un artista frente al lienzo.
Para este gran hombre de ciencia, ser médico es un arte. “Nosotros cuando la medicina no estaba tan avanzada como ahora utilizábamos nuestros sentidos para atender al paciente, poniendo mi oído en su corazón sabía lo que tenía o en su estómago, o escuchando sus padecimientos de viva voz, por eso creo que la medicina es el arte de comprender al otro, sus padecimientos, su enfermedad y de nuestra parte hacer todo para mejorar su calidad de vida”, explica.
Y lamenta que hoy si bien la medicina ha ganado mucho en cuanto a avances tecnológicos, ha perdido en humanismo.
¿Cómo le hace un médico para trabajar hasta 48 horas o más sin descanso?-, le pregunto.
-El médico debe de aportar su honestidad, su conocimiento profundo y su entrega- responde.
Y agrega: Reconozco que la institución exige horas laborales, checar un reloj, ver determinado número de enfermos y es un choque la capacidad del médico que llega al límite, eso se puede solucionar si el aparato administrativo es capaz de reconocer y observar que su médico está agotado, ha Ha habido médicos que se suicidan, la medicina es un arte que se debe cuidar”.
La agonía de su madre, despierta su vocación a la medicina
Ver a su madre enferma en cama y la vehemencia y ansiedad con la que su familia esperaba al médico Eduardo Durán con la esperanza de que la salvara de una hepatitis C que contrajo producto de que la inyectaron con una jeringa contaminada, fue lo que hizo al niño de 8 años convertirse en médico.
“Quedé muy impresionado cuando vi al doctor entrar en el cuarto de mi madre,era una gran figura, tanto que yo creía que los doctores salvaban de la muerte a la gente, yo quería ser doctor para salvar de la muerte. Y mi desilusión fue cuando mi mamá murió a pesar de que venían los doctores, aún así desde los 8 años supe que quería ser doctor”.
¿Qué significa para usted ser un médico adulto mayor?
-Yo me siento estimulado, libre, hoy no me presiona nadie. Yo ahorita puedo estar en mi casa, puedo venir aquí, pero hay muchas cosas qué hacer y las hago a mi ritmo, me gusta estar con mi familia y también de vez en cuando jugar golf, mi vida es sencilla y así la disfruto.
“Yo tenía un compromiso de ofrecerle a la sociedad personas bien preparadas. Y sí lo logré”.
Y si le preguntas a cuantas vidas a salvado y atendido, en una prolífica carrera de más de 7 décadas sólo dice “quizá algunas miles”.

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