Por Gerardo Romo///Semillero65
Zacatecas,(15-10-2025).- Cuando el profe Luis Gaytán toca la guitarra al lado de sus compañeros todo su cuerpo vibra “desde el hueso más pequeño hasta el mayor”, la música ha sido el hilo conductor de su existencia, la energía que lo mueve y significa.
Por 32 años como docente de telesecundaria la música fue la llave maestra para hacer que sus alumnos accedieran al conocimiento de una manera significativa, divertida, agradable. “Si teníamos clases de matemáticas cantábamos las operaciones, la historia, el español, la música despierta la creatividad”, afirma.
En momentos de tensión o desagrado, el maestro permitía que sus alumnos sacaran “aplausos con los pies” o tamborilaran en las butacas, pues consideraba que esos sonidos, lejos de ser un descontrol o desastre, eran necesarios para los jóvenes.
Ahora a sus 67 años, don Luis acude con sus compañeros y compañeras a la Casa del Jubilado del ISSSTEZAC donde ensayan al menos tres horas cada tercer día, cantan y tocan boleros, algunas rolitas de rock, las clásicas de las rondallas, pero lo mejor de todo es que gracias a la música se expresan sus emociones con libertad y en armonía.
El profe Gaytán define el taller de música con una sola palabra “MARAVILLA” y explica con soltura el por qué sin pensarlo demasiado.
-En este espacio expresamos la totalidad de los sentimientos del ser humano, la alegría, la tristeza, la angustia, el coraje y desde luego el amor, en este grupo compartimos la vida en melodías y cada integrante aporta algo nuevo, aquí ningún ensayo, ninguna clase es igual a la anterior, siempre hay novedad… ¡aquí me siento vivo!
El grupo antes era solo de guitarras y tololoche, ya le han incorporado algunas percusiones y el saxofón de una compañera que a decir de don Luis, le dio un toque muy distinto y especial, aquí se está siempre abierto a las sorpresas, de la música, pero sobre todo de la vida.
Luis llegó al taller de música por una travesura de la casualidad, un día pasaba por el jardín de la madre, escuchó las guitarras, el canto y sin más entró y se quedó, ya tiene aquí más de 6 años.
“Estar aquí me ha dejado muchas satisfacciones, nos hemos presentado en distintos escenario, todavía de repente sigue dando pánico escénico, pero apenas y entonamos el primer acorde y el miedo se convierte en gozo”, afirma.
Los Inicios Musicales: Más de Medio Siglo de Armonía
El interés de Don Luis por la música no es un pasatiempo de la tercera edad, sino una vocación de toda la vida. Su gusto por ella se remonta a su niñez. Sus “pininos” en la armonización de la guitarra iniciaron cuando tenía 15 años, mientras cursaba la secundaria.
Su primer instructor fue un compañero homónimo del célebre compositor, José Alfredo Jiménez, quien ya estaba en tercer grado de secundaria. El joven Luis se acercó a él tras escuchar la música para que le diera lecciones, sentando las bases de lo que se convertiría en su pasión y profesión. Además de la guitarra, don Luis toca el teclado y la mandolina.
La música, para él, es más que una expresión artística; es “vida”. Confiesa que sin ella su existencia sería monótona.
Él no solo participa en el taller de jubilados, sino que sigue en otros grupos, incluyendo un coro en la iglesia donde interpreta los cantos para durante la misa.
Para don Luis tocar la guitarra, cantar… hacer música es un vehículo de bienestar físico, mental y espiritual.
“La música me relaja, me divierte,es una forma de desestresarme ante un evento desagradable”, dice. Y asegura que para él la música es una forma de acariciar el alma, la propia y desde luego la de los seres humanos que tengamos la fortuna de escucharla.
Y de pronto un destello emerge detrás de los lentes del profe Gaytán cuando recuerda con orgullo cómo uno de sus grupos de primero de primer grado que aprendieron flauta con él ganaron un concurso estatal y continuaron participando en distintos eventos culturales.
La música… hasta en sueños
A sus 67 años , don Luis reflexiona sobre la etapa de jubilación que percibe como una continuidad de su vocación y cómo la música aparece de manera constante hasta en sus sueños más profundos.
“Para mí es muy común soñar que estoy dándole clases a mis alumnos, que estoy con ellos frente a grupo, que sonreímos”.
El profe Luis también es folklorista, por tanto es común que en sus sueños aparezca junto a sus alumnos participando en bailables, siendo él mismo un bailarín más.
También sueña con sus alumnos en los festivales del Día de la Madre o del Día del Maestro.
“Esto sólo me reafirma que la música está en todo mi ser”, dice con la convicción de un profeta.
