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Amor adulto en la sala de urgencias

Por Gerardo Romo///Semillero65

Zacatecas,(09-03-2025).- ¡Ofeliaaaa, pásame un cigarrito, Ofeliaaaa, pásame un cigarrito! le grita don Arturo, de 71 años a su esposa, también adulta mayor en el área de Urgencias del Hospital del IMSS de La Alameda, el enfermo con Alzheimer y quien recién padeció un infarto cerebral está en camilla, desde ahí no dejó de pedirle un cigarrito a su amor, toooda esa noche del 4 de marzo.

En la camilla de al lado está don Héctor, durmiendo profundamente, los gritos e impaciencia de su vecino Arturo no le afectan, ronca a plenitud, duerme como bebé, aunque tiene 75 años y está aquí porque tiene secuelas de una operación cerebral que le hicieron a causa de un cáncer, a él lo cuida otro adulto mayor, su cuñado.

Según datos del INEGI en 2022, el 43.79% de las personas mayores accedieron a servicios de salud públicos. En zonas urbanas, los servicios de salud donde más se atiende a los ancianos son: el médico particular, el IMSS, los Servicios de Salubridad y Asistencia (SSA) el ISSSTE y el IMSS-Solidaridad.

En las zonas rurales, el 66.2 por ciento de los usuarios no tienen derecho a la seguridad social, por lo que se les dificulta el acceso a la atención médica del sector público y más aún en el sector privado, pues no acceden a él por sus altos costos.  

La sala de urgencias del Hospital del IMSS está saturada, muchos enfermos y enfermas, la mayoría son personas adultas mayores como Adán, un campesino de 85 años quien llegó del municipio de Tabasco con altos niveles de azúcar en la sangre y debilitamiento, ha permanecido varias horas en silla de ruedas, no hay camilla para él, así que su hija que lo cuida debe estar atenta para ponerle una mochila  entre el hombro y su cuello que le sirva de almohada.

Apenas el año pasado este hombre ojiverde sembró maíz en sus tierras de cultivo, está acostumbrado más al campo y los surcos que al hospital, generalmente es una persona sana, con 11 hijos e hijas, 19 nietos y 62 años de casado. me cuenta su hija, la única que está con él en esta laaarga noche, mientras el jefe de turno en enfermería se disculpa con ella, pues no hay una cama disponible, en cuanto tengamos una lo pasamos para que descanse”, le promete.

Mientras los adultos mayores conviven con la enfermedad, presurosos pasan de un lado a otro, las y los médicos de turno, las enfermeras y enfermeros han hecho al menos tres rondas con apoyador en mano tomando datos de las mujeres y hombres en camillas, es un censo de rutina.

A las 5 de la mañana, le toman una muestra de sangre a don Javier, mi padre, con el objetivo de corroborar por segunda vez en un lapso de 13 horas, no haya sufrido un infarto del que no se haya dado cuenta, producto de la taquicardia que provocó su ingreso al hospital la tarde del 4 de marzo.

A él le encanta el café, de hecho prepara el que sabemos es el mejor del mundo “un capuchino don Pete”, gracias a la fórmula que le enseñó don Pedro, mi abuelo, pero los médicos le dicen que ya no podrá tomarlo, para evitar se le dispare la hipertensión que padece al menos desde hace dos décadas de hecho llegamos primero a la UNEME de Guadalupe, ese mismo hospital que junto al del IMSS fueron santuarios de lucha y sobrevivencia en los tiempos más duros de la Covid-19.

Aunque hospitalizado don Javier no pierde el buen ánimo, es bromista en la salud y en la enfermedad, así es mi viejo hermoso, quien de tanto escuchar a su vecino que pide y pide un cigarrillo, él a modo de chascarrillo le pide al jefe de enfermeros, una caguamita, aunque hace muchísimos años que dejó de beber alcohol. Según especialistas, el humor es una de las fortalezas del ser humano, sobre todo para hacer frente a situaciones adversas.

Al ladito de mi padre está don José, cuando lo vi por primera vez le pregunté a su esposa, quien lo cuida tras compartir juntos 52 años como pareja casada ¡y los que faltan! si su marido se había caído, pues el lado izquierdo de su rostro estaba con heridas abiertas, a flor de piel, ya tenía para ese momento dos noches internado, iba para su tercer día.

-No se cayó, tiene cáncer de piel-, me dice su esposa afligida, cansada, pero en pie de lucha por el amor a su José, a quien le cura sus heridas con servilletas, más un amor y paciencia inmensos, que me recuerdan lo que dice el Papa Francisco de las personas adultas mayores como los principales impulsores de la revolución de la ternura.

José está impaciente, quiere que le quiten el suero, se pone de rodillas sobre su camilla quiere liberarse de la incomodidad de la enfermedad, quiere con todo su corazón volver a  casa, pero los doctores que lo atienden ya por la mañana del 5 de marzo le dicen que deberá permanecer aquí, porque el tratamiento que le suministran le está favoreciendo, él parece entender, pero también quisiera que los médicos entendiera que quiere irse a casa.

Don Felipe tiene 3 días en Urgencias, con su suero va y viene por los pasillos, ya tiene los pies hinchados por tanto tiempo de estar sentado en una silla de ruedas “estoy malo de la bilis, que me van a llevar a operar a Torreón porque aquí no hay quien lo haga”, dice mientras recargado en la pared hace flexiones de sus piernas para desentumirse, sabe que permanecerá aquí un rato más, varios días, quizá.

A mi padre lo dieron de alta al mediodía, del 5 de marzo, estuvo en el hospital menos de un día, agradezco a Dios por ello y le pido fortaleza para todos los que permanecen en el hospital los ancianos primordialmente que son cuidados también por sus parejas en las mismas condiciones que ellos pero que por hoy no se permiten enfermarse y siguen de pie con fortaleza y paciencia en un gesto de amor compartido que creo les fortalece como parejas, pero que trasciende más allá de ellas mismas como esencia que nos cohesiona.

Me di cuenta en el poco tiempo que estuve acompañando a mi padre, de eso que se juran las parejas en el altar, amarse en la salud y en la enfermedad. Y es en ella donde el amor florece en medio del dolor. Y don Javier sonríe, pues abrazará a la señora Morro, su Prieta, una vez más en el hogar que han construído acompañándose hace poco más de medio siglo.

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