Por Gerardo Romo /// Semillero65
- A sus casi 80 años, Diana Bracho no vive del pasado, antes bien encuentra sentido en el hoy, como persona y actriz se sigue reinventando y advierte: “Si te empiezas a pelear con el tiempo a los 35 años, ¿que vas a hacer a mi edad? ¡qué horror!”
- Ella encontró la manera de disfrutar la existencia, gracias al camino de libertad que le abrió su padre con la educación como llave para hacerle frente a la vida y el elixir de una inmensa biblioteca que disfrutó y tras quemarse completa habitó su alma y su mente para siempre.
- “Yo no me voy a enojar con la vida porque amo esta vida que tengo hasta que se me acabe; he tenido una vida muy rica, fantástica llena de amor y seres maravillosos a mi alrededor, cómo me voy a amargar”.
Zacatecas,(26-09-2024).- En la mirada profunda, vivaz de Diana Bracho habita la verdad. Y también en los personajes que ha interpretado desde hace medio siglo,de ahí su trascendencia.
Desde niña Diana supo lo que era estar en un set filmando escenas para películas, pues su padre; Julio Bracho, considerado entonces el mejor cineasta del País, la hizo participar siendo una chiquilla, aunque esas apariciones ella no las considera dentro de su curriculum, sino hasta que fue parte de El Castillo de la Pureza (1972, Arturo Ripstein), que le valió su primer Ariel, máximo galardón que otorga la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas.
Diana Bracho es una pionera del cine nacional que tiene como base la congruencia y la lucha por romper los estereotipos de género que llenan el molde de la sociedad machista que habitamos.
-Fui parte de un movimiento actoral muy interesante con María Rojo y otras actrices, que consistió en desposeernos de nosotras mismas, de cualquier imagen, de cualquier estereotipo femenino que hubiera habido en el cine antes y entregarnos en cuerpo y alma a los personajes.
Eso fue un punto de partida de un nuevo cine, una especie de movimiento de la ruptura, los directores eran autores de su propio cine muy basados en el movimiento francés. Ellos ya no hacían historias que les daban para que las hicieran romanticonas, llenas de lugares comunes, melodramas rancheros; eran autores de interés social como Felipe Cazals de interés más íntimo como Arturo Ripstein.
La generación de Diana Bracho fueron un puñado de actrices disruptivas, por ejemplo, Las Poquianchis rompe totalmente con los estereotipos femeninos: no había ninguna guapa o que fuera un símbolo sexual.
“Yo odio los estereotipos, no me gustan en la vida ni en la literatura y menos en la actuación.Eso me hizo crecer de otra manera crecer en otra dirección en un lugar más creativo mas fructífero y más expresivo”, insiste.
Nació un 12 de diciembre de 1944, ha participado en más de 50 películas, en más de 20 obras de teatro y encarnado a muchísimos personajes que conmovieron a nuestro pueblo.
Hoy sigue rompiendo estereotipos, pues a unos días de arribar a sus 80 años es quizá la única actriz que viviendo la tercera edad recibe protagónicos en novelas de Televisa.
-Fíjate qué orgullo siento. Soy la única actriz en Televisa que a mi edad hago protagonistas, generalmente a personas de mi edad no se les dan esos papeles, persiste mucha discriminación, sería bueno que las y los productores tomen más en cuenta a los actores y actrices de 60 año o más, no se diga a las y los de mi edad-, precisa.
La actriz se está preparando porque en el mes de octubre iniciará grabaciones para una nueva telenovela de la productora Silvia Cano, quien ya le anticipó no debe preocuparse, pues la cuidarán mucho para que las cosas salgan bien.
-Estoy muy preocupada porque tengo que caminar mejor para poder trabajar y aunque la productora, Silvia Cano es maravillosa porque me quiere y me va a cuidar mucho, va a ser paciente conmigo, me comprende yo voy a poner el cien por ciento de mi capacidad; desde que me operaron hago terapia diaria, me despierto y lo primero que hago es media hora de ejercicio, voy con mi mi terapeuta ,es un proceso muy difícil y a veces duele-
En su anterior telenovela Diana Bracho recuerda que hacía 20 escenas al día en 12 horas.
¿Cómo se vincula con las nuevas generaciones de actrices, percibe un intercambio productivo?
-Cuando los actores jóvenes me dicen señora deme un consejo, cómo le hago para ser mejor actor o actriz yo les digo ¡Mira tu compañero!
Mira lo que te está dando y responde a eso, no respondas con un texto que te aprendiste de memoria y tienes que repetir como perico, ve lo que te está sugiriendo tu compañero con la mirada y contéstale con la mirada eso es actuar bien. Buscar la verdad a través de la mirada es el único consejo que te puedo dar y cuando trabajes conmigo mírame a los ojos, ve qué te digo con los ojos y reacciona a eso.
Reaccionar a la otra persona con la mirada, eso es actuar.

Envejecer no es fácil
Darse cuenta cómo el tiempo ha mermado su capacidad de moverse, cómo su cuerpo ya no le responde como cuando era joven e incluso aprender a pedir ayuda ha sido un proceso doloroso, pero muy aleccionador para Diana Bracho, quien con una dósis de ironía desmitifica la vejez y descarta que, al menos de bote pronto se le pueda considerar fantástica y hasta increíble.
-Envejecer no es fácil, uno de los grandes riesgos de la edad es la amargura. Hay dos cosas con las que siempre he luchado: la envidia y la amargura, son dos sentimientos humanos a los que me opongo total y absolutamente; a la edad que tengo es muy fácil amargarse porque empiezas a sentirte relegado, tal vez por factores como que acudes a una reunión y no oyes bien y se molestan contigo; tienes que pedir ayuda porque ya no eres autónomo y entonces molestas porque tienen que ayudarte. Hay un rompimiento generacional muy grave que aisla a ambos, jóvenes y adultos mayores; los jóvenes porque empiezan a no entender, a menospreciar a una persona mayor y también porque el adulto mayor se amarga y empieza a detestar a los jóvenes.
Casualmente con las personas que mejor me llevo es con los jóvenes, es muy chistoso porque las actrices que son de mi generación me dan una flojera infinita porque son personas ancladas en el pasado, en el yo fui, yo hice, yo fui protagonista en tal novela, me gané tal premio. y yo digo ¡ay que flojera vivir del pasado!
“Yo creo que desgraciadamente los ancianos en este mundo son los seres más abandonados por la vida y los actores ancianos somos un gremio desprotegido por completo”, llegó a decir la actriz en junio 2020 previo a una subasta de vestuario que organizó en apoyo a un recinto que alberga medio actores y actrices de la tercera edad en la Ciudad de México.
“Claro, hay actores que se han hecho muy ricos y pueden vivir de su riqueza por fortuna en su ancianidad, pero la mayoría no, entonces esta desprotección a mí me mata, me parece terrible”, insistió durante una conferencia de prensa que ofreció hace 4 años en plena pandemia de la covid-19 que por cierto resultó más letal en personas adultas mayores en México y el mundo.
¿Cómo es la relación con su cuerpo?
-Es muy complicada, compleja yo solía tener un cuerpo bonito muy esbelta, de pronto ya no. Hoy me vi en el espejo del hotel y por poco lloro, me vi tan fea me vi tan mal, pero no me puedo enojar con mi cuerpo porque me ha dado muchísimo me ha dado mucho placer, muchas cosas que entender, me ha dado muchas cosas qué sentir, la piel es muy importante si se te afloja la piel, todavía la tienes, todavía te puedes tocar, todavía alguien te puede tocar todavía tienes sensibilidad entonces no tienes por qué avergonzarte porque tu cuerpo no es lo que era,perfecto.
Soy una persona que me movía permanentemente y muy bien, mi cuerpo es mi aliado en mi trabajo, ahorita no lo puedo usar bien, entonces tengo que utilizar mi mirada, mi voz otras partes de mi ser para expresar lo que quiero expresar porque no tengo el cuerpo para expresar muchas cosas que quisiera. Yo brinco bailo, he sido siempre una persona con mucho movimiento, mi cuerpo ha sido muy generoso siempre conmigo.
La clave del trabajo actoral es el cuerpo, la mirada, la voz. Si te falta el cuerpo tienes que buscarlo en otro lugar, ¿donde? en la reinvención de mi misma, en la escritura, en las relaciones humanas. Acercarte a las personas de otra manera, no clavarte en el celular todo el día. No hay como mirarNos. Qué importante la mirada de un actor, de una persona; con la mirada expresamos muchísimas cosas.
No hay nada peor que avergonzarse de lo que uno es y pensar yo era muy bonita, tenía muy bonito cuerpo cuando era joven, si, pero ahorita ya no, no importa, entonces tiende uno a enojarse porque no es fácil, verte en el espejo y de repente ver ay caray que fea estoy, no es fácil es doloroso, pero tiene una que quererse como es porque la verdad es la base de una vida sana.
Ahora que me operaron de las cervicales me enojaba con mi cuerpo no podía moverme, tuve que aprender a caminar de nuevo cosa muy ¿por qué me estás fallando?, le preguntaba. Y de inmediato respondía perdóname, eres un cuerpo maravilloso, has sido muy generoso y maravilloso he trabajado contigo toda mi vida y me estás está fallando, ¡se vale! ¡te quiero! te agradezco lo que has sido, lo que eres!
Hoy Diana Bracho ha aprendido a apapachar su cuerpo a abrazarlo y trabaja para que el alma que lo habita se unifique en la plenitud posible.
Esta relación con su cuerpo le ha permitido relacionarse con el otro desde la paciencia y la comprensión, algo que también habilitó gracias a la actuación en un ejercicio de comprensión profunda de los personajes a los que dio vida y le dieron vida a ella, para hacerse más humana y liberarse de los prejuicios por el poder de la verdad.
“Intento entender al otro, construir incluso de las ruinas, con paciencia”
La paulatina debilidad del cuerpo habilitó en Diana Bracho una sencilla cualidad, la de pedir ayuda. Y en ello agradece infinitamente a Rocío su compañera y cuidadora que la acompaña como una sombra amorosa que la atiende con candidez a peticiones como ¿me ayudas a levantarme por favor?

Diana, la escritora: Un viaje al interior de sí que empezó a los 7 años
“La muerte nos asusta”; esa fue la primera línea del primer poema que Diana Bracho escribió siendo una niña de 7 años, luego de que vio a su padre llorar por la muerte de su amigo, el escritor Xavier Villaurrutia.
Desde entonces Diana escribió poemas en papelitos y libretitas de aquí y de allá y gracias al impulso de Nelly Plascencia, su editora, se dio a la tarea de recopilarlos para darle vida a su ópera prima literaria Pronóstico reservado, un poermario que recoge con sencillez y profundidad el sentir de la actriz en temas que dan sentido a la existencia como el amor, la muerte, la soledad, la contemplación de la naturaleza, las huellas del tiempo… que la propia autora define como un libro nacido del corazón.
“La escritura me proyecta hacia adentro y la actuación hacia afuera”, señala.
Diana Bracho presentó su poemario editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León en la reciente Feria Nacional del Libro Zacatecas 2024, de hecho fue gracias a este evento y a la generosidad de la actriz que este reportero pudo tener una plática entrañable con ella, una mujer que tiene en la mirada el universo y la quietud acompañada de una chispa creadora perenne.
Me invitas a tomar un te
Entre nuestras tazas
Un océano
Raúl Rodríguez García, multi premiado poeta zacatecano, periodista, describe la escritura de la actriz como aquella que fluye como el agua y posee la virtud de decir muchísimo en pocas palabras.
Incluso, de poeta a poeta, García confió que ésta no sea la única obra literaria de la actriz. “Espero que se atreva a publicar otro libro y le regale al mundo más libros como este”.
A propósito de su capacidad creadora, le pregunté a Diana Bracho cómo nutre su capacidad de asombro.
-Un ser humano, pero especialmente una actriz, un actor que no tiene capacidad de asombro no tiene capacidad creativa; porque si no te asombra la vida no te asombra nada. Yo tengo una capacidad de asombro permanente, todo me asombra en la vida, nada es igual.
Ahorita que camino despacio por ejemplo, no me amargo, veo cosas que antes no veía. Cerca de mi casa descubrí una pared de piedra y entre las piedras crecían unas hierbitas que nunca había visto, las vi porque iba caminando despacito.¡Qué maravilla poder apreciar la vida desde otro lugar, más auténtico, buscando la verdad y por lo tanto envejeciendo con dignidad!
Señora, ¿cómo le hace para verse bien?, admite le preguntan constantemente.
¡Pues nada!, exclama, “simplemente me limpio muy bien la cara y me pongo buenas cremas”, suele responder. Ella se declara enemiga de la cirugía plástica, excepto cuando ésta ha de mejorar sustancialmente la calidad de vida de una persona, por ejemplo la de un niño con labio leporino. Diana Bracho no lucha contra el tiempo y sus efectos en el cuerpo, antes bien ha aprendido a aceptarlo, a aceptarse y así andar ligera de equipaje.
¿ A dónde y como quiere seguir caminando?
-Me han preguntado muchas veces cuando me voy a retirar y les digo, el día que me muera me retiraré o cuando mi cuerpo me diga ya me aburrí, ya no quiero entonces ese día le haré caso al cuerpo
Acabo de hacer una obra de teatro maravillosa,(Madres e hijos de Terrence McNally), dificilísima a un mes de haberme operado de las cervicales, que es muy delicada y durísima . Estuve ensayando seis horas diarias, estaba yo toda la obra en escena toda la obra hablando, fue muy difícil porque Betty, el personaje que interpreté no tenía nada que ver conmigo, lo tuve que reinventar y construir de cero; fue algo fantástico de la mano de Diego del Río, el director, quien me impulsó a representar a alguien totalmente opuesta a mí y que ha sido una constante en mi vida como actriz-
En su poemario recién publicado, en el que por cierto, aparece en la portada una obra pictórica de su compañero de vida, el poeta zacatecano Juan Manuel de la Rosa, con quien la actriz caminó el desierto en varias ocasiones, escribió su propio epitafio
Amó
Supo vivir
Aprendió a morir
El silencio es su destino feliz
-Yo recomiendo a las personas de mi edad que miren todo lo bueno que han tenido en la vida hay que rescatar esas cosas, las amistades, las familias los amores, los libros antiguos de su casa, hay que rescatar todo lo bello de la vida la belleza sobre todo Yo soy una esteta, para mi la belleza es lo máximo Juan Manuel de la Rosa ( su compañero de vida yo decíamos la estética ante todo y así quiero seguir viviendo hasta que la vida me diga adiós-
