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La astrónoma que encontró la felicidad en el universo

Por Gerardo Romo/// Semillero65

  • Uno piensa que hay que ser genio para ser creativo pero creo que no, la creatividad es solo unir cosas que ya están en el entorno que no se nos había ocurrido que podían estar juntas”, solía decir la astrónoma al tiempo que sugería ejercitar al cerebro a la innovación inventando algo nuevo con un clip cada semana, el mismo día, a la misma hora hasta hacerlo costumbre.
  • Fue embajadora del programa La educación de por vida como derecho humano de la UNESCO en el que se plantea que todas y todos podemos aprender aunque nos sintamos poco capaces.

Ciudad de México,(19-09-2025).- Julieta Fierro de niña quería se hada, para así con su varita mágica acabar con la pobreza y otras tantas calamidades del mundo que le partían el alma, también pensaba ser mamá de 12 hijos, mismo número de peluches que solía tener en su cama y trabajar en un circo para tener un elefante… todas las noches del 24 de diciembre lloraba porque el elefante deseado nunca apareció en el árbol de navidad, ninguno de esos deseos de infancia se le cumplieron.

Pero esa niña siempre sacaba 10 en matemáticas, entenderse con ellas le era tan natural como respirar, también en casa tenía libros de astronomía “con imágenes extraordinarias”, que la impresionaron y cautivaron, quizás de ahí despertó su capacidad de asombro y deseo de indagar en la inmensidad del universo y sus entrañas como astrónoma.

Así se convirtió en una científica con la cualidad única de explicar la complejidad de la ciencia, en una especie de pedagogía de la sencillez de tal manera que todas y todos pudieran entenderla y acercarse a ella sin miedo, más bien con alegría y fascinación.

“La ciencia es la manera de entender a la naturaleza, algo que me fascina de la ciencia es su poder de entender las cosas y su poder de aceptar que nos equivocamos algo fascinante de la ciencia es su capacidad de reconocer que no tiene la verdad”, solía decir.

Entonces explicó fenómenos tan fascinantes como por qué el cielo es azul o incluso que los extraterrestres podrían ser morados y no verdes (como siempre se creyó) así como la alta probabilidad de que en nosotros habiten átomos de dinosaurios y lo tan inconmensurable que es el universo que si cualquier persona quisiera viajar en la nave espacial más potente disponible tardaría sólo 46 mil años en llegar a la estrella más cercana …¡no es que no queramos viajar a otros universos, es que no podemos! le dijo Julieta Fierro con cierta frustración alegre a Cristina Pacheco durante una entrevista que le realizó en Canal 11 en agosto del 2022.

La astronomía, decía, siempre ve al pasado y por eso permite reconstruir la historia del universo, y lamentaba la imposibilidad de saber el momento exacto del nacimiento del universo… hasta ahora.

Esta maravillosa mujer murió el día de hoy a los 77 años, “Julieta Fierro deja un legado que trasciende las fronteras y el tiempo”, refirió la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde se formó y dio frutos abundantes para el bien de México y el mundo con la mirada puesta al infinito

Julieta Fierro agradece al astrónomo Manuel Peimbert Sierra por haberle dado el regalo de convertirse en divulgadora de la ciencia, pues siendo su compañera de investigación en alguna ocasión lo invitaron a dar una conferencia y la mandó en su lugar, “me fue tan bien que me siguen invitando”, decía contenta.

Luego al doctor Peimbert lo invitaron a Canal 11 a dar clases de matemáticas por televisión y ella lo suplió, le fue tan bien que llegó a ser integrante del Consejo Ciudadano de la televisora del Instituto Politécnico Nacional, y por años luego al doctor le pidieron escribir un libro y le a su compañera científica que ella lo escribiera, y le fue tan bien que llegó a producir más de 40 libros, entre ellos: Cómo acercarse a la astronomía (1991), La familia del Sol (1991), La Astronomía de México (2001), Nebulosas planetarias: La Hermosa muerte de las estrellas (2005) y Las nuevas herramientas de la astronomía (2024) entre muchos otros.

También dijo que su principal profesor que influyó en su vocación para la divulgación de la ciencia fue su hermano Miguel, quien inventó su propio idioma “y aprendimos a entender lo que nos decía”, eso le enseñó la necesidad permanente de actualizarse y reinventarse siempre, a tal grado que ella todos los días leía y aprendía algo nuevo.

¿Por qué hacer ciencia?, le preguntaron a Julieta Fierro Gossman durante su participación en la serie “Aprendamos Juntos” impulsada por BBVA Bancomer en octubre del año pasado.

-Porque la ciencia es una fuente inagotable de felicidad, porque todos buscamos la felicidad-, respondió

Y para ella, la felicidad está en la ciencia porque le permite enfrentarse a desafíos, a retos complicados toooodo el tiempo, de tal manera que cada día despiertas con curiosidad y al final de las 24 horas duermes “cansada, pero contenta”.

Aunque no dudaba en recomendar a quienes se dedican a la ciencia evitar las comparaciones, pues estas llevan casi de manera inevitable a la frustración.

Para Julieta Fierro las matemáticas son el lenguaje de la naturaleza y una vez que se entienden son elegantes, apasionantes y desde luego super útiles, tanto, que ella cada vez que entraba la tristeza a su universo interior, consultar un libro de matemáticas recreativas era su antídoto perfecto contra la depresión. “Las matemáticas han sido mi medicina toda la vida”, confesó.

Para ella las matemáticas son tan hermosas que le entristecía ver que el sistema mexicano acerca a las infancias hacia ese mundo infinito desde la memorización y no desde la lógica. “¡Yo cambiaría el modelo educativo!”, exclamó. ¡Y vaya que lo cambió!, sino, baste ver a las miles de personas que gracias a su trabajo tuvieron una relación divertida, profunda y significativa con el conocimiento científico.

Para ella la educación ideal ha de ser integral y multidisciplinaria, “si les cuesta algo trabajo traten de pasar esa materia y dedíquense a aquella que les guste más”, sugería con frecuencia a su alumnado.

Derrumbar mitos y estructuras sociales para que las mujeres sean científicas

Como una observadora innata, Julieta Fierro sabía con claridad que el entorno social y simbólico dificulta sobre manera la posibilidad de que las mujeres al menos en México se conviertan en científicas.

Entre los mitos que decía debían derrumbarse es el de Adán y Eva que pone a las mujeres como las malas y culpables de todo que se les negó el derecho a acercarse y disfrutrar del árbol del conocimiento.

O bien el mito de la diosa que en el Templo Mayor fue embarazada “casualmente” por una pluma y entonces el hermano la destazó., la aventó por las escalinatas y de ahí salieron las estrellas… “ese mito nos dice que las mujeres tenemos que sufrir para dar a luz, vivimos en la cultura del sacrificio eso hace que las mujeres en general no sepamos pedir ayuda”, lamentó.

Otro mito que según Julieta Fierro debe ser destruido es el de la mujer perfecta “las mujeres creen que tienen que ser muy buenas, pero no se dan cuenta que no es necesario“, afirmaba tal como el sistema patriarcal las educó para cuidar al marido, los hijos, las hijas…

“No hay condiciones en México para que las mujeres sean científicas, estamos muy desfavorecidas pero somos muy necesarias para el país”, dijo la astrónoma apenas el año pasado en un foro ante jóvenes y público en general.

Julieta Fierro refería la necesidad de que cada vez más mujeres se dediquen a la ciencia para mejorar la vida de la mitad de las mujeres en el mundo hoy tienen problemas menstruales o porque todas las mujeres adultas pasan por la menopausia y sus efectos negativos. “Necesitamos cambiar las condiciones sociales de las mujeres para que prolonguen sus estancias académicas, tengan sus hijas y sean investigadoras”, decía.

Buscando las estrellas

La oficina de Eduardo Schmitter otro de sus colegas y maestro tenía una peculiaridad, deambulaban como unas alumnas más la comunidad de tarántulas que albergaba en total libertad y tranquilidad “Creíamos que estaban buscando las estrellas”, recordó la astrónoma de los arácnidos.

Pero uno de los retos principales para ella no fue convivir con tarántulas, sino cómo enseñar a su pequeño nieto en plena pandemia el conocimiento.

Y recuerda como un día la maestra le pidió al grupo que llevaran 100 objetos, entonces unos llevaran 100 cosas, así unos llegaron con 100 dulces, otros con 100 canicas, unos más con cien clips, entonces la maestra le preguntó al nieto de Julieta Fierro:

¿Dónde están tus cosas?

-¡Aquí están!-, le dijo el niño de siete años a su maestra

-¿Dónde?- le insistió la maestra.

-Aquí están, aquí hay átomos-, respondió el niño seguro de sí por lo que su abuela astrónoma le enseñó.

Julieta Fierro hoy es polvo de estrellas que nos sigue invitando a observar el universo, nuestras vidas y a quienes nos rodean con una mirada profunda, distinta, abierta a la sorpresa como ella nos enseñó. Y se fue contenta porque gracias al hallazgo de los neutrinos se podrá estudiar el universo cuando tenía 10 segundos de haber nacido … “es como si de repente te regalaran un nuevo sentido”, dijo un día envuelta en emoción y la chispa como lluvia de estrellas en sus ojos.

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