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Más allá de la edad: el papel crucial de la educación emocional

Por Sonia Edith Acevedo Rodríguez/// Semillero65

En cualquier momento se presentan accidentes  

Ciudad de México,(07-03-2024).-Un viernes caluroso y lleno de trabajo, alrededor de las 3 de la tarde, recibí la llamada de una sobrina. Me informaba que mi papá se había caído. Creo que ni siquiera le respondí, porque me fui rápidamente a casa. Estrés, intranquilidad, nervios, diferentes emociones me llenaban en ese momento, aunado al sol y al tránsito. Estaba desesperada. Llegué a casa y entendí que no podía presentarme así con mi papá, así que comencé a respirar profundamente, inhalé y exhalé en repetidas ocasiones para intentar calmarme (Betten, 2024).

Al entrar, la escena era caótica. En primer plano veías un hombre de casi ochenta años de pie en el patio, con el pelo enmarañado, la camisa de cuadros desabotonada con manchas de sangre, sus manos temblorosas se veían rojas por la hemorragia de la cabeza y la mitad de su rostro pálido estaba cubierto con papel higiénico, también manchado de sangre, que ocultaba la herida de la ceja. Se veía confuso, desorientado y adolorido, pero a la vez, trataba de restarle importancia al accidente. Por supuesto, la gorra tirada en el piso, en un pequeño charco de sangre lo desmentía.

Su cuerpo, ya frágil por la edad, no pudo haber evitado la caída que sufrió tras un traspié inesperado que lo desequilibró y lo lanzó hacia adelante, golpeando su cabeza con fuerza contra el suelo de cemento. Un golpe seco que resonó en el patio. De camino al hospital, papá constantemente recordaba el traspié, la caída y el golpe, sin parar de decir que “se encontraba y sentía bien”, su aparente lucidez me intrigaba.

Los accidentes son “acontecimientos, independiente de la voluntad humana, causado por una fuerza extraña, de acción rápida, que se manifiesta por la aparición de lesiones orgánicas o de trastornos mentales” (OMS, 2022). La mayoría de las veces nos dejan lecciones importantes, ya que nos enseñan como nuestra vida puede cambiar en un instante.

Todos necesitamos sentirnos funcionales, conforme pasa el tiempo se van cumpliendo años vamos perdiendo la capacidad en la realización de diferentes actividades; esto es conocido como “edadismo” (OMS, 2021). Cosas que antes hacíamos en cuestión de minutos ahora nos lleva más tiempo realizarlas. No importa la edad que se tenga, todos nos vamos volviendo lentos, así realícenos lo que más nos agrade y se nos facilite hacer.

En la sala de espera del hospital no podía dejar de pensar en la fragilidad de la vida. Mi padre, un hombre fuerte y activo se había visto vulnerado en un instante. La fragilidad es el riesgo de “romperse”, se aumenta la facilidad de enfermarse con la pérdida de fuerzas, agotamiento y resistencia, factores que aumentan el riesgo de morir (Jáuregui & Rubin, 2012). Esto no quiere decir que nos estamos volviendo inservibles o que dejemos de realizar nuestras rutinas, simplemente que debemos ser más conscientes y precavidos cuando realizamos algo.

Un nuevo comienzo

Después de varios días hospitalizado para observación, las pruebas realizadas solo revelaron un gran y profundo corte en la frente con una leve conmoción cerebral, de lo que se recuperaría en cuestión de semanas. Ante este tipo de situaciones dan inicio las sugerencias de diferentes personas como amigos, vecinos, los propios familiares, que quieren quitar o reducir las actividades que normalmente se realizan, al pensar que con ello harán un bien, cuando lo único que están generando es frustración, al sentirnos menos productivos y frágiles, cuando realmente lo que están haciendo es marchitar a las personas.

Las emociones son las que condicionan como nos encontramos en cada momento (Ortega, 2010). La emoción se activa a partir de un acontecimiento, es el impulso del comportamiento, ya sea enfrentando o huyendo de las situaciones que nos producen esas emociones, por lo que necesitamos sentir apoyo, amor, comprensión. Esas emociones positivas que son el resultado de una evaluación favorable respecto al logro de objetivos, en este caso en la recuperación de enfermedades y accidentes para el mejoramiento de nuestra salud son las que requerimos. Mientras que las emociones negativas como el miedo, ansiedad, ira, tristeza, rechazo, vergüenza, nos pueden generar enfermedades como la colitis, gastritis y desgano (Bisquerra, 2009).

Necesitamos estar educados emocionalmente para saber como reaccionar ante situaciones inesperadas, mediante respuestas apropiadas y no impulsivas. La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento del desarrollo cognitivo, para el desarrollo de la personalidad. “Con el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre emociones con objeto de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social” (Bisquerra, 2000, p. 243).

 No importa la edad que tengamos una gran parte de nosotros preferimos hacer las cosas por nosotros mismos, lo cual esta bien, pero cuando somos los protagonistas de accidentes o presenciamos alguno no sabemos qué hacer ni cómo reaccionar. “Esta predisposición a la acción se denomina orexis”, la respuesta compleja ante una situación que se puede llegar a dar o no, como huir, llorar, reír, gritar, etc. (Bisquerra, 2009, p.20).

 Existen momentos en los que nos pasan muchas cosas, tenemos conflictos por todos lados, escuela, trabajo, familiares, en casa, de pareja, amigos, etc., tenemos diferentes emociones que nos hacen tocar fondo, las cuales debemos controlar, pero sobre todo educar, para reaccionar de la mejor manera en la búsqueda de nuestro bienestar, en lugar de crear más conflictos aparte de los que ya tienes.

Es momento de educar nuestras emociones

Las emociones son las protagonistas de nuestra vida, todo pasa por la emoción. “Algunos de sus beneficios al educarnos emocionalmente son el mejoramiento en la socialización, calidad de vida, y como factor protector ante problemas psicológicos y médicos que pueden aparecer a lo largo de nuestra vida” (López Perez, Fernández Pinto & Márquez, 2008, p. 505).

 No es malo decir lo que sentimos, es importante aprender a comunicarnos a partir de nuestras emociones y necesidades. Debemos empezar por desaprender en reprimirlas y aprender a canalizarlas, para vivir de una manera más consciente. No debes de sentirte incómodo cuando estes junto a una persona que esta llorando, ya que está canalizando su energía y comprendiendo su cuerpo, no se esta reprimiendo.

 De la misma manera debes darte la oportunidad en escuchar a tu cuerpo, es quien tiene todas las respuestas a tus inquietudes, dolores, pensamientos, preocupaciones. ¿Por donde empezar?, por las situaciones más sencillas, te sientes cansado, descansa, te hace falta dormir, duerme, quieres llorar, llora, ¿parece fácil?, realízalo. Todo el tiempo nuestro cuerpo nos está hablando, sea por alegría, tristeza, hambre, dolor, y aún así no tomamos el tiempo en prestarle atención y aceptar el motivo por el cual nos estamos ignorando (Aldana, 2023).

Si te es muy difícil escuchar a tu cuerpo y te sientes molesto, frustrado, tenso, o con pesadez, puedes realizar “la técnica de la tortuga”, con la cual uno puede calmarse, las tortugas se meten a su caparazón cuando se sienten en peligro, tú también puedes hacerlo, busca una posición cómoda, cierra tus ojos y permanece inmóvil por un pequeño tiempo.

 Primero debes identificar la parte del cuerpo donde está la emoción, después valorar como se siente, así como la intensidad que nos produce del 0 al 10, para que realices tres respiraciones profundas, piensa cosas que puedan calmarte o en frases como “Estoy bien”, “soy bueno para resolver problemas”, “todo tiene solución”. Cada inhalación y expiración profunda que realices junto con tus pensamientos ayudarán a que te tranquilices (Esquinca, 2022).

Recuerda que todos tenemos problemas, pasamos por situaciones difíciles, con un sin número de emociones encontradas, que nos dificultan decidir cómo actuar y que sentir, pero ahora contamos con la consciencia y capacidad de regularlas para la búsqueda de soluciones. Intenta no cometer el error de adjudicarte los problemas y dolores de otras personas o crearte los falsos síntomas de las enfermedades que alguien más está viviendo, tampoco pienses en qué harías tú o cómo reaccionarías si, ya que con esto te generarás miedo, preocupación; hasta puedes llegar a la depresión sobre algo que no estás padeciendo, este trastorno es conocido como hipocondría (Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, 2014).

Ideas finales

La educación emocional es un proceso continuo que nos permite transitar por la vida con mayor serenidad y sabiduría. No importa la edad que tengas, darle tiempo e importancia a tu desarrollo emocional te brindará herramientas valiosas para vivir plenamente. Nunca es tarde para aprender a gestionar tus emociones y cultivar tu bienestar interior. Así como para tener precaución en todas las actividades que realices.

Recuerda que debes hacer lo posible por cuidarte, protegerte, que todo tiene solución, si son problemas de cualquier índole lo mejor es buscar alternativas para saber cómo enfrentarlas, para enfermedades existen tratamientos, en separaciones y pérdidas hay profesionales a los que se pueden recurrir como psicólogos, tanatólogos que nos ayudarán a sobrellevar estos duelos, el objetivo es estar tranquilo para enfrentar lo que estás o vivirás con aceptación y de la mejor manera, con paz interior para lograr salir adelante.

Para más información

Aldana, R. (julio, 2023). Aprende a escuchar tu cuerpo. Mejor con salud. Recuperado de https://mejorconsalud.as.com/aprende-escuchar-cuerpo/

Bisquerra, R. (2009). Naturaleza de la emoción. En Bisquerra (Ed). Psicopedagogía de las emociones (15-23). Síntesis.

Esquinca, F. (2022). 3 técnicas de autocontrol para niños y adultos. Centro integral de psicología. Recuperado de https://centrointegraldepsicologia.com/3-tecnicas-de-autocontrol-para-ninos-y-adultos/

Organización Mundial de la Salud (agosto, 2021). Envejecimiento: edadismos. Recuperado de: https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/ageing-ageism#:~:text=%C2%BFQu%C3%A9%20es%20el%20edadismo%3F,por%20raz%C3%B3n%20de%20la%20edad.

Jáuregui, J. y Rubin, R. (2012), Fragilidad en el adulto mayor. Hospital Italiano. Recuperado de: https://www.hospitalitaliano.org.ar/multimedia/archivos/servicios_attachs/8040.pdf

Ortega, M. (mayo, 2010). La educación emocional y sus implicaciones en la salud. Revista española de orientación y psicopedagogía. 23 (2) 462-479. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/3382/338230785025.pdf

López Perez, B. Fernández Pinto, I.  Márquez, M.  (septiembre, 2008). Educación emocional en adultos y personas mayores. Revista electrónica de Investigación Psicoeducativa. 6 (2) 501-522.

Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. (abril, 2014). El paciente hipocondríaco ¿enfermo imaginario? Recuperado de https://www.segg.es/ciudadania/2014/04/13/el-paciente-hipocondriaco-enfermo-imaginario

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