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Reflexiones de mi vida

Por Gabriel Páramo///Semillero65

Ciudad de México,(18-01-2024).-Muchos investigadores afirman que la capacidad de los seres humanos para encontrar relaciones, significados y mensajes ocultos en diversos aspectos de la vida es un rasgo distintivo de nuestra especie. Este fenómeno refleja la complejidad y la profundidad de la mente humana, así como nuestra continua búsqueda de comprensión y sentido en el mundo que nos rodea.

Es claro que los humanos han demostrado una afinidad natural por identificar patrones y relaciones en nuestro entorno, ya sea observando los movimientos celestiales, los ciclos naturales o las interacciones sociales, nuestra capacidad para reconocer patrones nos ha permitido anticipar eventos, comprender fenómenos y desarrollar sistemas de conocimiento. También nos ha permitido crear religiones y explicaciones trascendentes de las situaciones. De esta forma, no es extraño que en la actualidad un gran número de personas consideramos que el cielo y la divinidad están “arriba” y los infiernos “abajo” como ocurría con nuestros muy lejanos antepasados culturales que habitaron Mesopotamia y  construyeron las bases de nuestra actual cultura.

Las culturas han desarrollado símbolos y mitos que otorgan significados más allá de la apariencia superficial de las cosas. Estos símbolos a menudo actúan como portadores de significados más profundos, conectando a las personas con sus creencias, valores y tradiciones. Por eso, creemos que la vida tiene un sentido, nos es difícil comprender la realidad de otra manera. También, cuando hablamos de vejez en ocasiones se dificulta expresar lo que sentimos o por lo que pasamos.

Para muchos, decir que uno “ya está viejo” significa el reconocimiento de una derrota o de algo horrible que no debe decirse. Sin embargo, como dice mi papá, para saber si uno es viejo o no, no se requiere de construcciones del tipo “la edad está en alma” o “se es joven de corazón”, sino de simplemente restar el año de nacimiento del año actual y si sale, digamos, “60”, entonces uno es viejo.

De mis épocas de niñez y juventud recuerdo una canción, “Relfections of my Life”, del grupo inglés The Marmalade. En esa canción se habla, precisamente, del paso del tiempo y el desarrollo de la vida. La tonada es un reflejo poético de la complejidad de la existencia humana. A medida que contemplamos nuestra propia travesía, podemos encontrar consuelo y comprensión en la música y las experiencias compartidas. La vida, como la canción, está tejida con notas altas y bajas, y es en esa armonía que descubrimos la verdadera riqueza de nuestra existencia.

La canción sugiere que la búsqueda de significado es un hilo conductor a lo largo de toda la vida. Ya sea en la juventud, la madurez o la vejez, la exploración del propósito y la conexión con los demás sigue siendo fundamental. La letra nos invita a cuestionar, aprender y crecer a medida que avanzamos en el viaje de la vida.

En esta etapa de mi vida puedo asegurar, como cantaba Dean Ford (Thomas McAleese):

The world is
A bad place
A bad place
A terrible place to live
Oh, but I don’t want to die[i]


[i] Reflections on my Life, Thomas McAleese / William Campbell Jnr interpretada por The Marmalade. 1969.

El mundo es/ un mal lugar/ un mal lugar/ un lugar terrible para vivir/ oh, pero no me quiero morir.

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